Antes de la llegada de los españoles, los aztecas celebraban el panquetzaliztli o la llegada de Huitzilopochtli, que era el Dios de la guerra. Estas solemnes fiestas duraban 20 días, en ellas coronaban a su Dios poniendo banderas en los árboles frutales y estandartes en el templo principal, esta tradición se le conocía con el nombre de “Levantamiento de Banderas”. El pueblo se congregaba en los patios de los templos y esperaban la llegada del solsticio de invierno, había festejos en todas las casas y se ofrecía comida a los invitados, además de pequeñas estatuas de pasta llamadas “tzoatl“.
El antropólogo Fernando Híjar menciona que la tradición de las posadas surge con la llegada de los españoles a México, donde los religiosos encargados de la evangelización del pueblo suplantaron el culto al Dios de la guerra por la práctica europea de preparación para la Navidad.
Fray Diego de Soria del convento de San Agustín de Acolman, obtuvo del Papa Sixto V en 1587, un permiso que autorizaba a la nueva España la celebración de unas Misas llamadas “aguinaldos” del 16 al 24 de diciembre. En estas Misas, se intercalaban pasajes y escenas de la Navidad y para hacerlas más atractivas, se quemaban luces de bengala y cohetes, se cantaban villancicos, y al cabo de algún tiempo se comenzaron a romper piñatas.
Con los años, el mismo pueblo fue agregando elementos más atractivos a estas celebraciones hasta adoptar estas fiestas en sus barrios y casas. Esta transición del templo a las calles fue permitido por la iglesia con el fin de que estas festividades tuvieran una mayor difusión entre los habitantes. Por lo que la tradición se ha ido transformando de acuerdo con la cultura de cada zona o región de México.
Son la representación física que simboliza a Jesús y María en su peregrinaje de Nazaret a Belén y es por eso que sus figuras deben llevarse al inicio de la procesión. Son elementos fundamentales durante la posada para rendirles honores y generalmente, se les deja a los niños la tarea de cargarlos durante la letanía.
Cada posada debe iniciar con un rosario y las letanías que se cantan están basadas en el Evangelio que narran las travesías de los peregrinos antes de llegar a Belén. Estos cantos se utilizan tradicionalmente para pedir posada. En ellos se relata musicalmente la historia de José y María, y su trayecto hacia Belén, en donde tuvieron que pedir asilo para el nacimiento de Cristo. Aquí la letanía completa:
AFUERA
En nombre del cielo,
pedimos posada,
pues no puede andar,
mi esposa amada.
DENTRO
Aquí no es mesón,
sigan adelante, yo no puedo abrir,
no sea algún tunante.
AFUERA
No seas inhumano,
tennos caridad.
Que el Dios de los Cielos
te lo premiará.
DENTRO
Ya se pueden ir
y no molestar,
porque si me enfado
os voy a apalear.
AFUERA
Venimos rendidos
desde Nazaret,
yo soy carpintero,
de nombre José.
DENTRO
No me importa el nombre,
déjenme dormir,
pues que yo les digo
que no hemos de abrir.
AFUERA
Posada te pido,
amado casero,
pues madre va a ser,
la reina del cielo.
DENTRO
Pues si es una Reina
quien lo solicita
¿Cómo es que de noche
anda tan solita?
AFUERA
Mi esposa es María,
es Reina del Cielo,
y madre va a ser
del Divino Verbo.
DENTRO
¿Eres tu José?
¿tu esposa es María?
Entren, peregrinos,
no los conocía.
AFUERA
Dios pague señores,
vuestra caridad
y que os colme el cielo
de felicidad.
DENTRO
¡Dichosa la casa
que alberga este día,
a la Virgen pura,
La hermosa María
JUNTOS
Entren Santos Peregrinos, Peregrinos,
reciban este rincón que aunque es pobre
la morada, la morada, os las doy de corazón.
Son pequeños sacos o bolsas que contienen fruta y dulces, los cuales se reparten a cada uno de los asistentes a la posada; es una tradición que se dice, iniciaron los monjes franciscanos y que eran en agradecimiento para los que aceptaban la religión católica.
El palo de madera representa a Dios, que da las fuerzas para vencer las tentaciones por lo que la piñata debe ser destruida a palazos. Una vez vendados los ojos se deben dar 33 vueltas que son los años de vida de Cristo.
La forma tradicional es una estrella de siete picos o puntas, pues representan los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, gula, lujuria, pereza, envidia e ira. Al pasar a pegarle a la piñata debes hacerlo con los ojos vendados.
El papel de la piñata en las posadas simboliza diferentes cosas:
La venda en los ojos representa la fe.
Cuando se quiebra la piñata, significa el triunfo de la fe sobre los siete pecados capitales.
Los dulces y la fruta dentro de la piñata, simbolizan la gracia de Dios.
Las personas alrededor simbolizan a la iglesia quien indicará el camino para vencer el pecado.
Según la tradición católica, simbolizan parte del ritual que hacían los aztecas durante el festejo del nacimiento del Sol, pues los aztecas solían prenden luces durante las celebraciones.
Esta bebida se sirve tradicionalmente en las posadas, Navidad y Fin de Año, es caliente y especiada con ingredientes de temporada como la guayaba, el tejocote, cañas y manzana.
Una vez reunidos los invitados a esta celebración hacen dos grupos, uno de ellos debe salir de la casa acompañados de figuras que representan a los peregrinos José y María, los cuales piden posada en la puerta cantando una letanía; es importante mencionar que durante la posada todos los integrantes llevan consigo velas. Una vez concedida la posada comienza la convivencia entre los invitados, la cual culmina al momento de romper la piñata y con el reparto del aguinaldo.